domingo, 18 de diciembre de 2011

El Niño y Dios

El Niño y Dios
Tu Devocional Diario
181211

Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros.  Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.”       (1Juan  4:16)

Amados hermanos y amigos:
Este relato nos fue enviado por  un hermano en Cristo. Tómense un  tiempecito para leerlo. Puede que vean su día de otra manera.

Un pequeño quería conocer a Dios. Sabía que iba a ser un largo viaje hasta donde Dios vive, así que empacó en una mochila unos panes y algunas latas de refresco. Había caminado unas tres cuadras cuando se encontró a una viejecita  sentada en una banca del parque viendo las palomas.

El niño se sentó junto a ella y abrió su mochila. A punto de tomarse el primer refresco vio que la anciana parecía tener hambre y le ofreció un pan. Ella lo aceptó agradecida y le sonrió. Su sonrisa le pareció tan bonita que quiso volver a verla. Le ofreció un refresco.

Ella le sonrió nuevamente. El niño estaba encantado. Se pasaron la tarde ahí sentados  entre panes, refrescos  y sonrisas, y ninguno dijo una palabra. Al empezar a oscurecer, el pequeño se sintió cansado y se levantó para irse. Dio unos cuantos pasos, volteó, corrió hacia la anciana y le dio un gran abrazo. Ella le dio la mejor sonrisa de su vida.

 Al regresar el niño, su madre se sorprendió de la alegría de su rostro y le preguntó: ¿Qué hiciste hoy que te hizo tan feliz?  Respondió: “Hoy comí con Dios”  y antes de que su madre pudiera responder, agregó “¿Sabes una cosa?  “Tiene la sonrisa más bonita que jamás había visto”. 

Mientras, la anciana, radiante de gozo regresó a su casa. Su hijo notó sorprendido la paz de su rostro y le preguntó. “Madre ¿qué hiciste hoy  que te veo tan feliz”? Ella respondió “Comí panecitos en el parque con Dios”. Y agregó antes de que su hijo pudiera responder. “¿Sabes?, es mucho más joven de lo que esperaba”.

No  subestimemos el poder de  una sonrisa, de una palabra amable, un oído que escucha,  un cumplido , o el más pequeño detalle de interés, todo lo cual tiene el poder de cambiar  una vida.

La gente entra a nuestras vidas por una razón, por un rato o para siempre. Abracémoslas a todas por igual. Hazles saber a los demás lo importante que son.
Cómete un panecito con Dios.

Dios nos Bendiga
H. Ignacio Uranga

Tu Devocional Diario es enviado por: Ministerio Internacional de Divulgación.
Correo Electrónico: urangaymapy@aol.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario